miércoles, 16 de julio de 2014

ORACIÓN DEL PADRE NUESTRO



Padre nuestro;  significa elevar profundamente nuestro corazón  hacia el sentimiento de la filiación Divina de todos y cada uno, y hacia la fraternidad de todos los hijos del mismo Dios. Padre nuestro quiere decir padre de todos; quiere decir que todos somos hermanos y que nuestro destino en la vida no es indiferente a los demás como tampoco tiene que serlo a nosotros el de ellos. Padre significa amor, preocupación por los hijos, entrega generosa a ellos.

“Que estás en el cielo”. No nos referimos al  Cielo como  un lugar, ni algo relacionado con el espacio y  el tiempo. Cielo significa un estado de pensamiento pleno de felicidad, gozo  y armonía. Armonía es el acompañamiento Divino en el ser humano, nuestro amparo y fortaleza, pronto auxilio en nuestras tribulaciones.

“Santificado sea tu nombre”. Esta santidad de Dios es garantía de la fidelidad de su amor y de su perdón continuo. Sentirnos unificados al Padre, como hijos de Dios.

“Venga a nosotros tu reino”. Sentirnos príncipes, hijos del Rey y herederos de la felicidad, la realización del ideal para el que fuimos creados. Es identificarnos dentro de la perfección.  Jesús nos dio la orden, de ser  perfectos como nuestro padre es perfecto.

“Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”. Hacer la voluntad de Dios sobre la tierra es amar a Dios sobre todas las cosas y al  prójimo como a nosotros mismos.

“Danos hoy nuestro pan de cada día”. Cada día tiene su afán. Vivir el ahora a plenitud, sin recordar lo pasado ni preocuparnos por lo que no ha pasado.

“Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. En el centro del Sermón de la Montaña se encuentran la misericordia y el perdón. No podemos amar a Dios a quien no vemos, si no amamos al hermano y a la hermana a quienes vemos. Amar al enemigo es primordial en nuestras vidas, y más meritorio que sólo dar amor a quienes nos aman.

“No nos dejes caer en la tentación”. Las tentaciones nos invitan siempre a quedarnos con lo pasajero y lo mundano,  lo cual no nos permite evolucionar espiritualmente, que es  lo primordial en nuestras vidas.  Para ello debemos  controlar nuestros  pensamientos para que ellos sean sólo  bellos, puros y justos, para que así mismo lo  sean nuestros sentimientos y emociones, palabras y acciones en nuestra vida.

“Líbranos del mal”. Entender que la única verdad es Divina. Lo real es la luz y no la oscuridad. Lo inevitable es la salud y no la enfermedad. Al conocer esta verdad que nos enseñó Cristo Jesús, esa verdad nos hará libres de todo temor y sentimientos depresivos. En el perfecto amor, se hecha fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo.


A través de nosotros se expresa lo Divino. A Dios hay que identificarlo en nuestro interior. Para lograr sentir esa comunión como hijos con nuestro padre que vive en cada un de nosotros, debemos controlar nuestros pensamientos  para que fluya el  espíritu santo, un espíritu de Amor, arraigado en  pensamientos que nacen en nuestro cerebro y se afianzan en nuestro corazón: pensamientos   plenos de belleza, pureza y justicia.

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